domingo, 7 de octubre de 2012

Capitulo 11

La verdad duele


Se acercan con sigilo a la estúpida del fuego y la matan sin miramientos. Buscan algo útil entre sus cosas pero lo único que tiene es un montón de hojas secas y una piedra.
-Será mejor que nos vayamos para que puedan llevarse el cadáver antes de que empiece a apestar- dice Cato después de limpiar su arma en el suelo.
Los demás están de acuerdo y emprenden la marcha. Se acercan a la muerta de hambre del 12. Están tan cerca que de haber salido el sol ya la verían. Incluso sólo con que miraran hacia los árboles la tendrían a tiro. Pero se paran en seco. ¿Ahora qué, Cato?
-¿No tendríamos que haber oído ya el cañonazo?
Es cierto, no ha sonado el cañón indicando su muerte. Compruebo el sistema, sigue viva. Su corazón late muy despacio y está perdiendo una cantidad de sangre considerable pero aún vive. Debe de estar sintiendo como su vida se va perdiendo con cada gota de sangre que se derrama fuera de su cuerpo...
-Diría que sí, no hay nada que les impida bajar de inmediato.
-A no ser que no esté muerta.
Vuelvo a la realidad y les animo desde aquí a que la dejen desangrarse hasta morir.
-Está muerta, la he atravesado yo mismo- dice Cato con fiereza.
Este chico nos va a dar mucho juego este año. Quizá tengamos al ganador de este año ante nosotros.
-Entonces, ¿qué pasa con el cañonazo?
No me termina de gustar su compañera de distrito, Clove se llama. Es demasiado quisquillosa y testaruda, habrá que arreglarlo antes de que sea demasiado tarde.
-Alguien debería volver y asegurarse de que está hecho- propone el chico del 1.
"No hagáis nada" quiero gritarles. "Dejarla morir lentamente".
Empiezan a discutir sobre qué hacer hasta que uno de los tributos silencia a los demás.
-¡Estamos perdiendo el tiempo! ¡Iré a rematarla y seguiremos moviéndonos!
No me lo puedo creer. Ese era el chico amoroso, el cara de pan. Al fina si que va a tener agallas y todo. Tras un primer plano de la estúpida revolucionaria y su cara de incredulidad, las cámaras le enfocan mientras vuelve junto a la muchacha. Se arrodilla ante ella. Todo Panem ve cómo ella entreabre los ojos e intenta levantar una mano sin apenas fuerza.
-Lo siento- murmura él antes de clavarle un puñal en el corazón. El cañonazo suena al instante.
Las cámaras vuelven a los profesionales. Están hablando del chico amoroso.
-¿Por qué no lo matamos ya y acabamos con esto?
-Deja que se quede. ¿Qué más da? Sabe utilizar el cuchillo.
-Además, es nuestra mejor baza para encontrarla.
Están hablando de la estúpida con nombre de planta. Me pregunto qué les habrá contado exactamente Cato.
-¿Por qué? ¿Crees que la chica se ha tragado la cursilería romántica?
-Puede. Parecía bastante simplona. Cada vez que la recuerdo dando vueltas con el vestido me dan ganas de potar.
No eres la única.
-Ojalá supiéramos cómo consiguió el once.
-Seguro que el chico amoroso lo sabe.
Guardan silencio cuando le escuchan acercarse. Vuelven a cambiar de plano y todo Panem disfruta de una imagen aérea bien nítida en la que se ve a la estúpida, a los profesionales y al cara de pan.
-¿Estaba muerta?- pregunta mi chico.
-No, pero ahora sí. ¿Nos vamos?
Se alejan del árbol de la estúpida al despuntar el alba y vuelven a su campamento base.